Sin ánimo de entrar a valorar situaciones sobre el tema de moda estos días, el ébola, quiero hacer una reflexión sobre la gestión de la prevención en general, no voy a entrar en si los EPI´s eran adecuados, si la formación y la información era la suficiente, si la “menestra de turno” se entera por la prensa o si el ébola será simplemente como unos “hilillos de plastilina”.
Me resulta curioso que se hable de protocolos, riesgos, medidas de protección, aislamiento, sacrificios perrunos y aislamientos varios cuando esos supuestos incumplimientos de la normativa de prevención son el día a día. ¿Que pasa estamos con la psicosis del virus del fin del mundo, tal como fue la gripe aviar? Pero solo nos pica cuando toca en nuestra tierra, llevan años sufriéndolo en el tercer mundo y ahora que, en nuestro pequeño y global planeta las enfermedades se transmiten rápidamente, ponemos el grito en el cielo en el primer mundo, pero…
¿Somos de verdad el primer mundo en Prevención de riesgos, o esos fallos e incumplimientos están a la orden del día en cualquier actividad? ¿Nadie se acuerda del trabajador que en la obra, en el taller, en el astillero…. sufre un accidente grave o mortal? Ese accidente que con una formación o información adecuada no hubiera ocurrido, ese accidente que con las medidas de protección colectiva o epi´s adecuados o bien usados no hubiera acontecido.
Sigo diciendo que no hay mala suerte en los accidentes, si no que por buena suerte no hay muchos de ellos, hay mucho ángel de la guarda con exceso de trabajo. Tal vez si alguien se acordase de un muy olvidado término que mucha gente ignora o que se pasa por alto en las formaciones básicas, muchos trabajos se paralizarían hasta que todo estuviese correcto y me refiero al riesgo grave e inminente.
Este riesgo se podría definir como aquel que resulte probable racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los trabajadores. Según el capítulo III, artículo 21 de la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales el trabajador tiene derecho a paralizar su actividad, e incluso abandonar el puesto sin posibilidad de sanción, al amparo del artículo 14 de la misma Ley, en caso de detectar un riesgo grave e inminente pues es obligación del empresario garantizar su seguridad y salud.
Un riesgo se considera de este tipo si:
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La exposición al riesgo se puede producir de forma inmediata.
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Que esa exposición suponga un daño grave para la salud de los trabajadores, aunque este daño no se manifieste de forma inmediata.
Dirás, ¡claro que fácil! ¿y si me despiden?, piénsalo fríamente ¿y si me mato o quedo inválido?, no hay segundas oportunidades y sin embargo si te despiden a pesar de la situación actual hay más empresas donde trabajar. No dudo que se pudiera gestionar mejor la crisis del ébola, que hubiera ausencia de medidas de protección, formación e información, pero ¿nadie decidió solicitar la intervención de la inspección de trabajo, nadie se negó a trabajar en esas condiciones, nadie aplicó la normativa?, seguramente por que nos hemos acostumbrado a tirar “pa lante” pues nunca pasa nada y si pasa se le saluda, algo que todos los días puedes ver en multitud de entornos laborales:
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Trabajos en altura sin arnés, redes y barandillas.
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Cargas suspendidas sobre trabajadores.
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Epis ausentes o inadecuados.
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Formación e información de “firma el papelito”.
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Máquinas inadecuadas, defectuosas o usadas sin la formación adecuada para la actividad a desarrollar.
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Trabajos en espacios confinados sin ventilación.
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Actividades incompatibles realizadas al mismo tiempo en el mismo espacio.
Al final no es raro que en algunos países empiecen a decir a los que se relajan en el cumplimiento de la normativa o rozan la ilegalidad “pareces español” y esa es nuestra tarjeta de visita. Si ante cualquier situación de riesgo nos olvidamos de nuestro sentido común y simplemente esperamos que alguien nos de un epi que no sabemos usar o no es el adecuado ¿que es lo que ocurre? un accidente y la culpa es de todos: empresarios, directivos, técnicos, formadores, administración y trabajadores pues nuestra (in)cultura preventiva es:
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Copia y pega.
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Firma el papelito y ya está.
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Paga y ya estas formado, duerme en clase si quieres.
Si en cosas cotidianas y sencillas, de nuestro día a día, pasamos de la prevención ¿haremos prevención en las cosas serias y complicadas?
Damián Cuadrado Rodríguez.
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