Un entorno oscuro, donde resuena el eco de tus pisadas, humedad elevada, no tienes casi espacio para moverte y tu linterna apenas ilumina a tu alrededor, la pesadilla de un claustrofóbico. Esa podría ser la sensación que describa algunos de los espacios confinados más comunes, que sabemos que por definición son entornos de trabajo no habituales para su ocupación continua, con una sola vía de acceso y salida, sin iluminación natural y muchas veces con ausencia de una atmósfera respirable debido a la falta de oxígeno o a la presencia de gases tóxicos. Muchas veces estos entornos son capaces de potenciar los riesgos de las actividades, que en otro lugar podrían no ser tan peligrosos, algunos ejemplos de espacios confinados son:
- Zanjas
- Tanques de almacenamiento.
- Silos y aljibes.
- Alcantarillas
- Dobles cascos de barcos.
- Conductos de ventilación.
- Fosas sépticas.