Aspectos a tener en cuenta sobre la Huella de Carbono.

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Estamos en una etapa convulsa en cuanto al medioambiente: cambio climático, escándalos en la gestión de emisiones o residuos, posibles cambios políticos a nivel mundial que favorezcan una degradación del medioambiente, pero también una concienciación mayor del ciudadano y del consumidor verde, ya que me temo que un posible planeta Tierra 2 no es la solución, a no ser que tu seas de los que llenan la casa de basura y luego se mudan a otra…

Hoy disponemos de diversas herramientas para contabilizar el impacto de nuestras actividades sobre el medioambiente, como por ejemplo la HUELLA ECOLÓGICA (HE), el ANÁLISIS DEL CICLO DE VIDA (ACV) y la HUELLA DE CARBONO (HC) que están totalmente relacionados entre si, pues la Huella de Carbono se integra dentro del Análisis del Ciclo de Vida que a su vez está en la Huella Ecológica. Cada una de estas metodologías requiere una serie de cálculos más o menos engorrosos pero que con ayuda de diversas guías y aplicaciones son fáciles de sacar adelante (e incluso con la calculadora de toda la vida 🙂 ). Realmente el problema radica en identificar y valorar los efectos de tus actividades sobre la HE, el ACV y la HC, una vez conseguido esto el resto es cálculo. Así que vamos a ver una serie de pasos que son necesarios para organizarte en el proceso del cálculo de la Huella de Carbono de tu empresa, actividad, bien o servicio:

¿Por qué calcularla? ¿Es simplemente un capricho de la dirección de tu empresa pues hay una subvención para hacerla (y de paso inflar un poco la factura para sacar calderilla 😦 ), o es que se ha visto el potencial para hacer más eficientes los procesos de la empresa? Recuerda que eficiencia es competitividad pues “si puedo hacer lo mismo con menos coste de recursos ¿por qué no hacerlo?” (que conste, que ser eficientes recortando sueldos y empleo, para mi, no entra en esa premisa). En la HC vas a tener que cuantificar consumo de energía, combustible e incluso gases de refrigeración, así que podrás optimizar el uso de tu energía, vaya esto suena a auditoría energética ¿verdad?, pues así es, una auditoría energética combinada con el estudio de la Huella de Carbono será un binomio fantástico para hacer de tu empresa una entidad eficiente y más ecológicamente responsable, lo cual nos lleva a poder combinarlas con nuestras políticas de Responsabilidad Social Empresarial, marketing ecológico, memorias de sostenibilidad y publicidad verde, pero recuerda, no lo hagas solo por el greenwashing… Evidentemente la dirección tendrá que asumir unas directrices y dotar de medios para llevar a cabo esta tarea.
¿Solo se refiere al Carbono? Realmente no, se incluyen otros gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al calentamiento global, para después convertir los resultados individuales de cada gas a equivalentes de CO2. Por ello el término correcto sería HC equivalente o emisiones de CO2 equivalentes, aunque en la práctica y por comodidad se utiliza simplemente el término Carbono y se calcula en TeqCO2 (toneladas equivalentes de dióxido de carbono).

Alcance. Ya sabes, cualquier Sistema de Gestión tiene que definir un alcance del estudio, puedes limitarte a unas oficinas, a toda la empresa, a una serie de emplazamientos o procesos, a un producto. Puedes aplicarla de un modo global o solo a partes:

De la cuna a la puerta (Cradle to gate): Si te quedas solo con la huella de carbono que va desde el diseño y extracción de recursos hasta el producto elaborado en tu empresa pero no tienes en cuenta su distribución, uso y su destino final una vez convertido en residuo.
De puerta a puerta (Gate to Gate): Cuando te centras solo en lo que sucede en el centro de producción y te olvidas del impacto de la extracción de materias primas, su transporte y del uso que se dará al producto terminado.
De la cuna a la tumba (Cradle to grave): Si contabilizas todo el proceso desde la extracción de materia prima, el transporte, el diseño, la fabricación, la distribución y su uso hasta su fin, pero te olvidas del impacto del residuo.
De la cuna a la cuna (Cradle to cradle): Sería lo más completo ya que incluye todo el proceso e incluso el destino del residuo y que se hará con el, intentado lo que llaman “economía circular”, es decir, ¿Qué grado de posibilidad de reutilización o reciclado tendrá el producto manufacturado al final de su vida útil?

Dentro del alcance también deberás definir las fuentes emisoras:

Alcance 1: emisiones directas de GEI. Por ejemplo, emisiones provenientes de la combustión en calderas, hornos, vehículos, herramientas, equipos, etc., que son propiedad de o están controladas por la entidad en cuestión. También incluye las emisiones fugitivas (p.ej. fugas de aire acondicionado, fugas de CH4 de conductos).

Alcance 2: emisiones indirectas de GEI asociadas al uso de electricidad adquirida y consumida por la organización.

Alcance 3: otras emisiones indirectas. Algunos ejemplos son la extracción y producción de materiales que adquiere la organización, los viajes de trabajo con medios externos, el transporte de materias primas, de combustibles y de productos (por ejemplo, actividades logísticas) realizados por terceros o la utilización de productos o servicios ofrecidos por otros.

Metodología de aplicación. Hay muchas reconocidas a nivel internacional, puedes decidirte por la UNE ISO 14064 o por el Protocolo GHG, de aplicación similar, si bien con la UNE podrás certificar tu huella de carbono y añadir un sello para demostrar tus esfuerzos mediante auditorías por parte de terceros.
Localizar las fuentes de emisión: Para ello hay que conocer el proceso productivo en profundidad y llevar a cabo auditorías en las que cuantificar la huella de cada proceso que hayamos incluido en nuestro alcance. Tendremos que disponer datos de un año de base en el que empezamos a cuantificar nuestra huella y una secuencia de años siguientes donde intentaremos incidir en su reducción. Datos como el consumo de combustible, de energía, de gases de refrigeración serán los básicos, también puede ser necesario requerir a nuestros proveedores sus datos de huella de carbono, en función de nuestro alcance y objetivos.
Conversión de datos: Tenemos que usar unos factores equivalentes para transformar los litros de combustible de nuestra flota de vehículos, máquinas, equipos, de calderas…, transformar también nuestro consumo eléctrico en TeqCO2, así como nuestro consumo de gases refrigerantes. Para ello hay datos en la web del IDAE (Instituto de Diversificación y Ahorro Energético, ( www.idae.es ), así como en instituciones como GHG (Green House Gas Protocol, www.ghgprotocol.org ) o en el MAGRAMA (http://www.magrama.gob.es/es/cambio-climatico/temas/mitigacion-politicas-y-medidas/Registro-Huella-Carbono.aspx ) donde puedes registrar tu proyecto.
Oportunidades de mejora: Ahora ya sabes la magnitud de tu huella de carbono ¿Qué tal si ahora trazamos un plan de mejora con unos objetivos alcanzables? Proyectos de eficiencia energética, conducción eficiente, sensibilización y formación ambiental, bioclimatismo y compromisos con los proveedores deberán ser puestos en marcha.

Espero que pueda haberte sido de utilidad y recuerda:

“DEJAMOS NUESTRA HUELLA EN UN PLANETA QUE NO ES NUESTRO, SOLO ES UN PRÉSTAMO DE LOS QUE MAÑANA VENDRÁN, ASÍ QUE PROCURA QUE TU HUELLA SEA PERDURABLE EN LA PROTECCIÓN AMBIENTAL Y NO EN LA CONTAMINACIÓN”.

Damián Cuadrado Rodríguez